Elena

Elena

lunes, 16 de febrero de 2015

Reiki mi amor...

Fue curiosa la forma en que llegué a aprender Reiki: mi mamá y yo habíamos estado yendo con un sanador y ella buscaba medios alternativos para sentirse mejor, se metió tanto en ello que me dijo un día: "quiero aprender Reiki", no sabía ni cómo, ni dónde, ni cuando, sólo expresó así su deseo.

Días después yo viajaba en metro y vi un anuncio del Colegio Mexicano de Reiki, así que sólo le tomé foto y en cuanto tuve oportunidad se la mostré, cuando llamó para solicitar informes, le indicaron que el primer nivel estaba a un par de semanas de llevarse a cabo en un lugar muy céntrico y el precio del curso era en ese momento muy accesible... Mi mamá estaba dudosa, pero para que se animara le dije: "ándale, yo te acompaño", más por solidaridad que por auténtico interés.

Después de cursar el primer nivel, las dos tomamos caminos distintos con relación a Reiki, ella por su parte se dedicó a leer todos los libros que nos recomendaron  y a investigar más y más y más de lo que iba encontrando, dejando la práctica en segundo plano y hallando otras herramientas que le ayudan y llenan el corazón; yo por mi parte si leía y además platicaba mucho con ella de lo que aprendía; me dediqué más a sentir y practicar el canalizar esta energía. Poco a poco fui entendiendo de lo que se trataba, mientras más uses Reiki en tu vida, elevas tu vibración, puedes ayudar a los demás y también a ti mismo, así, conforme iba entendiendo, investigaba más sobre lo que aprendía.


Esta energía, para quienes no le conocen, es la energía del amor universal, también conocida como la energía de Dios, en realidad uno no genera el reiki, sino que lo canaliza. No es necesario tener alguna religión o creencia para poder lograrlo, en realidad todos y cada uno podemos canalizarlo, lo importante es la intención. Cuando se "da Reiki" lo único que hace la persona, es convertirse en el canal para que la energía universal llegue a quien la quiere recibir.


Y así empecé en esto; pasaron algunos meses para que me decidiera a cursar el nivel 2, la verdad, darte cuenta de que eres quien provoca todo lo que pasa en tu vida y que culpar a los demás ya no tiene vigencia, es un paso muy grande y a veces asusta. Pero en realidad cuando me cansé de sufrir sin sentido y  más bien quise sanar, fue cuando retomé el tema y así continué hasta llegar a la maestría de Reiki Tibetano y sigo estudiando, hay muchas técnicas y enseñanzas hermosas que han llegado en el momento indicado desde que elegí comprometerme conmigo misma en este proceso de sanación y aprendizaje.

Aclaro, no por estar en la onda del Reiki ya no se presentan problemas, en realidad la vida sigue, hay muchas áreas de oportunidad y situaciones complicadas, pero mi enfoque ha cambiado, esta energía es una herramienta muy amorosa que me permite sentirme bien y ver las cosas de forma consciente, además de tener esa bendición de compartirlo.


Cuando doy reiki, no sólo ayudo a los demás, también me ayudo a mi misma, mientras más lo uso, más consciente soy, mientras más lo acepto, el miedo desaparece de forma amorosa; no sé si el día de mañana encuentre otra herramienta que me sirva más que esta, pero hoy, he encontrado muchas respuestas y llegué aquí, porque mi búsqueda así me trajo, la oración, los ángeles, yoga, meditación, tarot, Reiki y en realidad hay un punto en el que todo se junta y tiene sentido; mañana, sólo Dios lo sabe lo que aprenderé y la nueva herramienta que vendrá, lo único seguro es que todo llega en el momento Divino y perfecto, justo cuando lo necesito; así que si tu también estás buscando algo que te llene, sigue, verás que si pones atención a las señales y escuchas tu corazón, tu proceso será muy liberador, claro, desde el amor si así lo eliges.


Gracias por leer, gracias por estar, gracias por compartir.


(Fuente imagen:thisislifeblood.com)

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