Justo cuando comencé a aceptar que todo lo que sucede a mi alrededor es Divino y perfecto, entonces solté la necesidad de querer controlarlo todo, entendí que no porque mis familiares, amigos, conocidos y desconocidos estuvieran en una crisis personal yo “tenía” que entrar a “solucionar su vida” y aunque lo hacía de forma auténtica y desde mi corazón, olvidaba que todos elegimos nuestras enseñanzas, las que en muchas ocasiones vienen bajo la forma de problemas; en mi constante deseo de evitar el sufrimiento ajeno, lejos de ayudar a los demás, estaba truncando su libre albedrío.
Tampoco hay que malentender, no es vivir en la apatía o negación; para nada, va más allá, si partimos del punto en que absolutamente todos estamos conectados, entonces todo lo que nos rodea es un reflejo de lo que pasa en nuestro interior. Si en mi día a día veo violencia, muerte, miedo, hambre quizás estoy en esa frecuencia, la carencia, fijándome en lo que no hay… algunos me dirán ¿Qué no ves las calles de la ciudad en que vives?, ¿No ves las noticias? ¿No estás en el mundo?.. Y si, lo veo, lo escucho y a veces lo vivo, sin embargo deseo elevar mi frecuencia e ir más allá.
Cuando ayudo a alguien, procuro hacerlo desde la abundancia, es decir no ver a esa persona desde el “pobre, no tiene”, “es que sufre”, “es que se siente mal”, “es que nada le sale bien” sino al contrario, cuando lo hago le visualizo en perfecto estado físico, mental, emocional y material.
Sat Nam
Sat Nam
Fuente imagen: pautalivrenews.com
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