Elena

Elena

sábado, 8 de marzo de 2014

Si a ti te va bien, a mi también

No importa tu condición social, ni tu educación, ni tu apariencia, ni si tienes todo y más allá de lo que necesitas, cuando un corazón conoce la sencillez de dirigirse a Dios auténticamente, desde la humildad y el amor, es entonces cuando las oraciones son atendidas con mayor claridad; la intención que pones en tus actos, palabras, pensamientos y sentimientos es la firma de autor, en ello llevas implícito lo que buscas  en cada momento.

Debes ser consciente que todo lo que piensas, sientes, dices y haces, no se pierden en el universo, al contrario, se invierten, si mandas amor a quienes están a tu alrededor, entonces esas personas lo reciben y lo reflejan en ti, quizás no conscientemente, pero así es, si mandas odio y rencor, también es así, ya que todos los seres vivos, estamos conectados  y lo que afecta a uno,  nos afecta a todos para bien y para mal.

Es por esto, que a partir de este momento, te invito comiences a despertar esa conciencia de lo que piensas y lo que sientes,  mientras tus sentimientos estén llenos de miedo, enojo, odio, tristeza, pesimismo,  tu vibración es baja, sin embargo, cuando estás alegre, risueñ@, optimista, ilusionad@, tu vibración se eleva, imagina que la vibración de tus sentimientos son  como notas musicales, mientras más grave es la nota, más denso es su registro, lo mismo pasa con lo que sentimos, mientras más negativo sea el sentimiento, más baja es la emoción, es por esto que el miedo es el contrario al amor, recuerda que estar bien no sólo te beneficia a ti, al contrario, nos beneficia a todos.

Si a ti te va bien, a todos nos va bien, en cuanto empecemos a llevar este principio a la práctica, buscando el bien desear para todos aún más que el particular, entonces la evolución se logrará a pasos agigantados, mientras tanto, poco a poco las conciencias comienzan a abrirse, como destellos de estrellas en el firmamento.
Sé que muchos hemos aprendido desde pequeños algunos patrones de actitudes y pensamientos  tóxicos para nosotros y quienes nos rodean, así que la invitación es salirse de esos viejos y nada agradables estándares. Atrévete a alegrarte por los logros del vecino, ya que al bendecir  y agradecer su esfuerzo, lo estás proyectando en ti; si sólo le envidias, cuestionas y minimizas su esfuerzo, entonces lo mismo pides para ti.

Sólo por un día, atrévete a celebrar de corazón los logros de los demás, sin juicios hacia tu ser, sin comparaciones, sólo  alégrate por los hechos, no hagas tuya su historia, de lo contrario el ego te jugará una mala pasada, no te enganches y sólo vive el presente, si lo logras, verás que algo bueno brota en ti.


Sat Nam



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