No importa tu condición social, ni tu educación, ni tu
apariencia, ni si tienes todo y más allá de lo que necesitas, cuando un corazón
conoce la sencillez de dirigirse a Dios auténticamente, desde la humildad y el amor, es entonces cuando las oraciones
son atendidas con mayor claridad; la intención que pones en tus actos,
palabras, pensamientos y sentimientos es la firma de autor, en ello llevas
implícito lo que buscas en cada momento.
Debes ser consciente que todo lo que piensas, sientes, dices
y haces, no se pierden en el universo, al contrario, se invierten, si mandas
amor a quienes están a tu alrededor, entonces esas personas lo reciben y lo
reflejan en ti, quizás no conscientemente, pero así es, si mandas odio y
rencor, también es así, ya que todos los seres vivos, estamos conectados y lo que afecta a uno, nos afecta a todos para bien y para mal.
Es por esto, que a partir de este momento, te invito comiences
a despertar esa conciencia de lo que piensas y lo que sientes, mientras tus sentimientos estén llenos de
miedo, enojo, odio, tristeza, pesimismo, tu vibración es baja, sin embargo, cuando
estás alegre, risueñ@, optimista, ilusionad@, tu vibración se eleva, imagina
que la vibración de tus sentimientos son como notas musicales, mientras más grave es la
nota, más denso es su registro, lo mismo pasa con lo que sentimos, mientras más
negativo sea el sentimiento, más baja es la emoción, es por esto que el miedo
es el contrario al amor, recuerda que estar bien no sólo te beneficia a ti, al
contrario, nos beneficia a todos.
Si a ti te va bien, a todos nos va bien, en cuanto empecemos
a llevar este principio a la práctica, buscando el bien desear para todos aún más
que el particular, entonces la evolución se logrará a pasos agigantados,
mientras tanto, poco a poco las conciencias comienzan a abrirse, como destellos
de estrellas en el firmamento.
Sé que muchos hemos aprendido desde pequeños algunos patrones
de actitudes y pensamientos tóxicos para
nosotros y quienes nos rodean, así que la invitación es salirse de esos viejos
y nada agradables estándares. Atrévete a alegrarte por los logros del vecino,
ya que al bendecir y agradecer su
esfuerzo, lo estás proyectando en ti; si sólo le envidias, cuestionas y
minimizas su esfuerzo, entonces lo mismo pides para ti.
Sólo por un día, atrévete a celebrar de corazón los logros
de los demás, sin juicios hacia tu ser, sin comparaciones, sólo alégrate por los hechos, no hagas tuya su
historia, de lo contrario el ego te jugará una mala pasada, no te enganches y
sólo vive el presente, si lo logras, verás que algo bueno brota en ti.
Sat Nam
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