Recordé cuando era niña, uno de mis momentos felices era cuando "iba a bailar", lo que hacía era simplemente que me iba a la sala de la casa, ponía mi disco favorito y bailaba mientras durara, desde la primera hasta la último canción, sin importarme el tiempo, mis pasos o quién estuviera cerca; era como mi momento de fuga y de conectarme conmigo misma, justo así me sentí ayer, me di cuenta que hacía mucho que no conectaba de esa forma con mi niña interior de una forma tan natural y espontánea, honestamente fue una experiencia muy bonita.
Para algunos, el "niño o niña interior" puede sonar como un problema, quizás porque en realidad no han querido soltarlo y aún siendo adultos enfrentan la vida desde una óptica infantil o inmadura lo cual causa dolor para si mismos (as) y para los que los rodean, o quizás tuvieron una niñez dolorosa y llamar a tu niño(a) interior podría resultar una experiencia no muy grata. De manera personal me parece que como todo en la vida, debe haber un equilibrio, ni ser tan inmaduros ni tampoco tan estrictos, los niños nos brindan esa frescura y la sabiduría que trae la ingenuidad y la inociencia, esa opción de estar abiertos sin recibir sin cuestionar ni juzgar, sólo fluir.
Así que ¿por qué no te llenas de valor y tratas de conectar con tu niño (a) interior por un rato?, quizás te des cuenta que necesitas divertirte de una forma diferente a lo que estas acostumbrado (a) o tal vez solo necesites darte amor a ti mismo (a), hacer las paces con esa parte de ti, te ayuda a ser un mejor adulto.
Sat Nam!
(Fuente imagen: elcomercio.pe)
No hay comentarios:
Publicar un comentario