Hombres y mujeres que andan por la vida enajenados, corriendo de un lugar a otro, siempre con prisa, siempre de malas, a veces pareciera que no se dan tiempo ni para respirar.
En esta ciudad, el estrés está a la orden del día, el egoísmo es lo que reina en el corazón disfrazado de un falso ego de "tengo que demostrar que yo soy mejor, que yo soy el/la primero(a) en ganar la oportunidad"
Tenemos una mentalidad de que no hay suficiente para todos, que sólo los más hábiles son capaces de generar abundancia y felicidad en sus vidas, pero, ¿saben algo? Eso sucede porque en realidad es lo que estamos pensando, nuestro deseo se materializa y escasea todo a nuestro alrededor.
¿Por qué no por un tiempo cambiamos nuestra actitud y nuestra mentalidad? Te invito a que todos los días por lo menos quince días, sin parar, al despertar te digas a ti mismo (a) sinceramente:
Bendigo y agradezco todas las enseñanzas recibidas hasta hoy. Estoy rodeado (a) de personas amables y amorosas y vivo en un mundo donde hay tiempo, oportunidades y recursos suficientes para todos.
Sé que suena quizás muy soñador para ti, pero ¿qué pierdes con intentarlo?
Te digo esto, porque yo lo he experimentado, sobre todo en un lugar tan sencillo y popular como el metro, para aquellos que tienen esta experiencia en su vida cotidiana, saben de lo que hablo y para los que no, imagina un río de gente en el que todos tratan de llegar primero al andén para ubicarse donde abrirán las puertas de los vagones y lograr los primeros lugares de la fila para poder "alcanzar lugar", cuando se abren las puertas, la gente se empuja, ofende y muchos pierden el estilo.
Un día, yo estaba en la prisa de costumbre, tratando de llegar al andén primero, pues sabía que venían todos atrás; adelante de mi, había una señora ya mayor, su caminar era pausado y algo torpe, me moví a la izquierda y la señora igual, luego a la derecha y la señora igual y así me traía, de repente todas esas personas que yo pretendía ganarles pasaron cual marabunta y por más que traté de atajar el camino, la sra no me lo permitió, hasta parecía que lo hacía a propósito, entonces me vino la idea de: "Todos tenemos el derecho de llegar a nuestros destinos en el tiempo que nos corresponde, para todos hay lugar y oportunidad", así que me hice mentalicé y seguí mi caminata según la señora me lo permitió. Al llegar al andén, ya habían personas formadas, pero yo mantenía mi pensamiento; se abrieron las puertas del vagón y todos entraron al unísono, como yo ya estaba atrás me tocó parada, pero yo insistía mi pensamiento, sin prisas, sin ansiedad por que alguien se parara, fluyendo solamente y llamando a la oportunidad desde el corazón, ya que sabía que me sentaría cuando fuera mi momento y así fue, una estación más adelante, se liberó un lugar, pero había otra persona de edad avanzada cerca, decidí cederle el asiento y esperar un poco más, en la siguiente estación pude sentarme tranquilamente y disfrutar de un libro que llevaba para el camino.
¿Qué es lo que vemos ahora? hombres y mujeres poco educados que empujan e insultan, jóvenes desinteresados que prefieren hacerse los dormidos o ganar descaradamente el lugar festejando "su triunfo" sin importarles las personas de edad, que tienen alguna lesión, mujeres embarazadas o con bebés de brazos... De ahí viene la idea de "Todos estamos conectados", si deseamos abundancia y bienestar para los demás, por supuesto que lo hacemos para nosotros mismos..., esto es difícil de procesarlo para algunos, pues vivimos en un mundo donde la filosofía de muchos es "El que tranza no avanza", pero ¿por qué uno no empieza a cambiar?
La cuestión es que el pensamiento es poderoso, aunque nos desanimamos porque las cosas no se dan "rapidito y de buen modo", mas es cuestión de perseverar y fluir con las circunstancias como vengan, como dije en unas lineas arriba: "Bendice y agradece", verás que la vida no se hace tan pesada.
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