Respetar
el orden Divino y perfecto de la creación, en el ir y venir de la vida a veces
pareciera complejo; en muchas ocasiones damos por sentado que todo es perfecto
cuando sigue nuestro orden personal,
donde nos hemos dado a la tarea de acomodar nuestros horarios, tareas,
experiencias, modos, hábitos y hasta incluso vicios, todo para que nosotros en
un afán de sentir que controlamos la realidad nos sintamos “seguros”, pero
sabes, cuando algo sale fuera de ese “control” es cuando muchas veces nos
podemos sentir fuera de balance y puede ser algo tan pequeño como un “hoy mi
cabello no queda bien” hasta perder algo que considerábamos súper importante y
esencial en nuestras vidas, es entonces
cuando frases que escuchamos cotidianamente como “fluye”, “deja que las cosas
pasen”, “entrégalo a Dios”, nos cuesta trabajo aceptar e integrar, muchas veces
ante el enojo, miedo, duda o frustración que sentimos convertimos nuestras
experiencias y emociones en todo un torbellino donde terminamos provocándonos
más daño y sufrimiento del que inicialmente sentíamos, porque nos damos cuenta
que nuestras creencias, conceptos de estabilidad y seguridad son relativos, a
veces nos enojamos a tal grado que simplemente queremos renunciar a las cosas y
asumir que hemos cometido graves errores y que estamos destinados a ese
sufrimiento, carencia, inseguridad o desamor.
Cuando nos
pasa todo esto, por supuesto que tenemos esa gran tentación de buscar
culpables, declararnos víctimas o simplemente buscar un modo de generar
venganza ya sea contra uno mismo, contra alguien, la situación o inclusive ante
Dios, todo esto es comprensible, desde nuestra realidad humana y un aspecto
limitado de percibir la realidad, lo lógico sería actuar de esa forma.
Pero
cuando nos permitimos trascender más allá del sufrimiento, y entender, que lo
que sea que esta experiencia me vino a traer: enfermedad, dolor, pérdida,
enojo, soledad, resentimiento, etc., si soy capaz de encontrar el suficiente
amor en mi ser para permitirme ir más allá de todo eso que me trae sufrimiento
y trascender el amor, en conciencia, en claridad y honrando el tiempo que
necesito. Hay ocasiones en que preferimos tener un tiempo a solas, o quizás
buscar ayuda, es muy valioso el que sea que elijas, no te cuestiones, ni
regañes ni juzgues, sólo haz lo que sientas correcto en tu corazón. Recuerda
que tratar de entender todo desde el análisis mental a veces puede convertirse
en algo extenuante y sumamente cansado, así que permítete tomar aire,
descansar, ver las cosas desde una perspectiva distinta, quizás esto te ayude a
comprender mejor con el tiempo por qué las cosas se dieron así, es entonces
cuando ese cambio, ha valido la pena, toda esa experiencia que fui capaz de
generar para mí, ha servido para evolucionar, así como lo quise aprender. Es
momento de soltar la culpa, el auto castigo, la dureza y severidad hacia mi ser
y desde este momento, declararme un profundo amor y tener la paciencia que
necesito y respetar mis tiempos para salir delante de este proceso.
Hace poco
3 personas me preguntaron cosas relacionadas con este tema, ¿cómo puedo
adaptarme a los cambios, aun cuando éstos duelan?
Hay cosas que aparentemente no comprendemos,
inclusive cuando estamos recibiendo la respuesta, muchas veces decimos “No
entiendo”, pero sabes?, hay cuestiones que más de tratar de entenderlas desde
la mente, debemos abrirnos a percibirlas desde el corazón; quizás esa situación
recurrente sin resolver, esa enfermedad, esa mascota, ese ser querido que se
fue, se dieron para generar esa sacudida en nuestras vidas que nos motivaran a
generar ese cambio que ya estamos necesitando hacer pero no nos habíamos
atrevido por no tener motivos suficientes o simplemente miedo.
Todas esas
experiencias, significan para nosotros grandes maestros y grandes regalos, aun
cuando parecieran todo lo contrario.
Recuerda
que nada es para siempre, ni todo el dolor, ni la tristeza, ni el sufrimiento,
permítete entregar en amor aquello que no terminas de entender y te está
doliendo a esa fuerza Divina que su esencia es básicamente el amor, y así como
los niños cuando piden algo y están convencidos que les será concedido, así
nosotros, entreguemos esto que nos pesa, nos duele o no entendemos a esa
conexión Divina que todos tenemos y confiemos, no queramos controlar el proceso
o la solución, solo entreguemos en amor y permanezcamos tranquilos y atentos. Mantente abierto a las señales, personas,
circunstancias que se presenten, si te das esa oportunidad de recibir sin
juicios, sin dolor, verás que el panorama deja de parecer tan negativo.
Todas
nuestras peticiones / oraciones están siendo escuchadas, no lo dudes, la
respuesta vendrá a nosotros cuando sea el momento adecuado y estemos preparados
para ello.
Sólo por
favor recuerda, está bien pedir asistencia, mas la decisión y el trabajo
esencial, viene de ti, honra las oportunidades a tu alrededor.
Te mando
un abrazo con mucho cariño